
Fue un partido inusual desde un principio. De los 98 partidos que ha jugado el Miami Heat en esta temporada y eliminatorias, el primer partido de las Finales de la NBA del 2011 representó sólo la octava ocasión en que la banca del Heat anota más puntos que la del contrario. Si consideramos que el rival de turno es nada menos que uno de los equipos más profundos en la NBA, los Dallas Mavericks, apreciamos aún más el logro.
Pero este partido se definió por la labor del Heat en los tableros. Es ya un lema consagrado del Presidente de operaciones deportivas de Miami Pat Riley que sin rebotes no hay anillos y esta noche el Heat le hizo caso a su mentor. Intentaron trece tiros más que los Mavericks, en una noche en que ninguno de estos dos equipos superó el 39% de campo, porque tuvieron una ventaja de 10 en rebotes totales (46-36) y en rebotes ofensivos (16-6).
Los 16 rebotes ofensivos en un sólo partido fue la segunda mayor cantidad que el Heat acumuló en un partido en esta postemporada y sólo la cuarta ocasión en que sumaron 15 o más rebotes ofensivos.
Esos 16 rebotes ofensivos también representan la segunda mayor cantidad concedida por los Mavericks en estos playoffs. Miami no ganó el parcial de puntos en segundas oportunidades, pero tuvo esos 13 intentos más que Dallas, que en un partido con este nivel defensivo, marcó la diferencia.
Dallas coloca una zona para evitar las penetraciones de LeBron James y de Dwyane Wade al mínimo. El costo de armar esa zona es que el interno que tiene que flotar dentro y fuera de la llave está fuera de posición y es mucho más difícil crear un cerco reboteador cuando no estás cerca de un contrario. Miami lo aprovechó sin misericordia.
El primer partido de las Finales de 2011 es la undécima ocasión en 16 partidos en estas eliminatorias que Dallas pierde la batalla de los rebotes ofensivos. Pero es la primera vez que pierden la batalla y pierden el partido en sí. Para eso hay que entender la grandeza de la defensiva de Miami.
El Heat tuvo que vencer a las dos mejores defensivas en la NBA (Chicago Bulls y Boston Celtics) a base de marcar aún mejor que sus rivales. El director técnico Erik Spoelstra confió que en Chris Bosh, Joel Anthony, y en especial Udonis Haslem, tendría el personal para convertir a Nowitzki en un anotador por volumen, que requiriese muchos intentos para acumular tantos. Así fue.
Nowitzki encestó seis de 12 intentos cuando fue marcado de forma individual, pero erró cinco de seis tiros cuando enfrentó una doble marca. Nowitzki fue doble marcado en 13 de las 35 ocasiones en que tocó el balón (37.1%). Spoelstra nunca tuvo que necesitar que James marcase a Nowitzki. Su plan de ataque defensivo, en especial en la segunda mitad, fue de secar a Jason Terry con la marca asfixiante de James.
Spoelstra entendió que la banca de Dallas, en específico Terry en el último cuarto, es el segundo filo del arma de los Mavericks. En tres de las cuatro derrotas de Dallas en esta postemporada, sus reservas acumularon menos de 30 puntos. En el último cuarto, Terry falló sus tres intentos al aro, sin poder contribuir un solo punto a su causa.
Es cierto que jugadores como José Juan Barea, Peja Stojakovic y Brendan Haywood erraron tiros que normalmente encestan. Pero los tres erraron sus tiros tras cada uno intentar un primer intento al aro muy bien marcado. Miami tiene esa capacidad; sus defensas son tan atléticos que siembran la duda entre sus contrarios. Una clave para Miami en lo que reste de estas Finales es continuar empleándose en esta faena. En las escasa ocasiones en que flaquearon, Spoelstra pidió minuto para recordárselos.
Fuente: ESPNDEPORTES